En México, los accesos libres a las playas es un derecho garantizado por la Constitución. Sin embargo, en destinos turísticos de alto crecimiento como Tulum, la implementación de este derecho a veces se enfrenta a retos derivados de desarrollos privados, proyectos ambientales y regulaciones administrativas.
Desde enero de 2025, se han retirado más de 1.5 kilómetros de barreras no autorizadas en distintas zonas costeras de Quintana Roo, lo que representa un avance hacia la recuperación del acceso libre. No obstante, el tema sigue generando debate entre ciudadanos, autoridades y empresarios turísticos.
El Parque Nacional del Jaguar: ordenamiento y conservación
Uno de los casos más visibles es el del Parque Nacional del Jaguar, inaugurado a finales de 2024 en Tulum. Con el objetivo de proteger el ecosistema y promover un turismo más sostenible, se establecieron tarifas de ingreso diferenciadas: 45 pesos para residentes locales, 195 para turistas nacionales y 295 para visitantes extranjeros.
Aunque estas medidas generaron reacciones mixtas entre los habitantes y turistas, las autoridades municipales y federales explicaron que los recursos recaudados se destinarían al mantenimiento y conservación del parque. Tras diversas manifestaciones, se acordó permitir el acceso gratuito a residentes del municipio que presentaran su credencial oficial (INE).
Zonas hoteleras y accesos controlados
En la zona hotelera de Tulum, muchas de las playas públicas colindan con complejos turísticos que, aunque no pueden cerrar el paso al mar, sí restringen los accesos por motivos de seguridad o diseño de infraestructura. Visitantes han reportado que deben atravesar áreas privadas o ingresar a través de clubes de playa, donde el consumo puede ser requisito.
Playa Paraíso, una de las más conocidas de la región, es un ejemplo de ello. Aunque su acceso es público, está rodeada por hoteles y restaurantes que en ocasiones limitan los puntos de entrada. Aun así, muchos visitantes logran disfrutar de este espacio mediante senderos públicos o acceso por vía marítima.
La importancia del equilibrio entre desarrollo y acceso
El crecimiento turístico en Tulum ha traído consigo retos en materia de planeación urbana y conservación ambiental. La intención detrás de nuevas regulaciones, como en el Parque Nacional del Jaguar, es lograr un equilibrio entre la preservación del entorno y el disfrute responsable de las playas.
Si bien existen áreas donde el acceso ha sido restringido temporalmente o condicionado, también hay esfuerzos por parte de autoridades y comunidades locales para recuperar y proteger los espacios públicos. La clave está en lograr un modelo turístico sostenible e inclusivo, donde se respeten tanto los derechos ciudadanos como los objetivos ambientales y económicos.
¿Realmente se están abriendo las playas?
La respuesta no es sencilla. Sí hay avances, como el retiro de barreras ilegales y la implementación de normas que buscan ordenar el acceso. Sin embargo, también persisten desafíos que requieren diálogo, colaboración y vigilancia para asegurar que el disfrute de las playas siga siendo un bien común.
Los accesos libres a las playas en Tulum no es un mito, pero tampoco es una realidad plena aún. Es una construcción colectiva que avanza paso a paso, y que necesita de la participación de todos los sectores para seguir mejorando.