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Aranceles de Trump afectan a Taco Bell y Restaurantes en EE.UU

La industria de los restaurantes en Estados Unidos enfrenta un momento crítico ante el resurgimiento de políticas proteccionistas. Tras la reelección de Donald Trump como presidente, su propuesta de imponer aranceles del 25% a todos los productos importados desde México y Canadá ha puesto en jaque a cadenas como Taco Bell, Chipotle y Wendy’s y otros restaurantes de EE.UU. Esta amenaza ya comenzó a alterar el flujo del comercio agroalimentario en América del Norte y podría encarecer insumos esenciales para la operación diaria de miles de establecimientos.

Restaurantes en modo defensivo

A medida que los aranceles se perfilan como una realidad inminente, los restaurantes en EE.UU. ya cocinan planes para mitigar los daños. La afectación no es menor: se estima que el impacto económico podría superar los 12 mil millones de dólares, especialmente para negocios con márgenes de ganancia limitados. Las cadenas que dependen de insumos frescos y accesibles provenientes de México como tomates, aguacates, chiles, carne o tortillas están en riesgo de ver alteradas sus operaciones y menús.

México: el ingrediente esencial de la cocina estadounidense

México ha sido el principal proveedor de alimentos de Estados Unidos por más de 30 años, desempeñando un papel vital en la cadena agroalimentaria norteamericana. De hecho, la región del T-MEC (México, EE.UU. y Canadá) produce más del 112% de sus requerimientos alimentarios, una autosuficiencia que ha sido pilar del tratado comercial regional.

Fernando Cruz, director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), destaca que esta interdependencia es precisamente lo que hace tan vulnerable a la industria estadounidense ante decisiones arancelarias unilaterales.

La nueva receta de Trump: incertidumbre

Trump ganó la reelección como presidente de EE.UU. el pasado 5 de noviembre. Aunque los mercados financieros reaccionaron con entusiasmo, especialmente el sector tecnológico, varios sectores como el agroalimentario encendieron las alertas ante su propuesta arancelaria, que reveló a finales del mes: imponer un impuesto del 25% a todos los productos provenientes de México y Canadá.

Desde entonces, la incertidumbre domina el panorama. El gobierno estadounidense ha emitido exenciones temporales, órdenes ejecutivas contradictorias y exclusiones parciales que solo han incrementado la confusión. Además, al cancelar el acuerdo sobre el precio del jitomate mexicano e imponer cuotas arancelarias del 20.9%, ha complicado aún más las operaciones de quienes dependen del comercio fluido con México.

Respuesta mexicana: plan B en marcha

Ante esta situación, el gobierno mexicano, liderado por la presidenta Claudia Sheinbaum, ya prepara un plan de respuesta que contempla medidas arancelarias y no arancelarias para defender los intereses del país. La intención es clara: no permitir que la economía mexicana sea rehén de presiones comerciales sin diálogo.

El sabor amargo de una guerra arancelaria

Lo que comenzó como una estrategia política se está convirtiendo en una amenaza real para la estabilidad de la industria alimentaria y restaurantera en Norteamérica. Taco Bell, símbolo de la comida rápida con inspiración mexicana, podría ser uno de los grandes afectados, no solo en costos sino también en reputación, al tener que subir precios o modificar recetas.

En resumen, una guerra arancelaria no solo se sentirá en los balances comerciales o en las aduanas. Se saboreará, literalmente, en cada platillo servido al otro lado de la frontera.

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