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La Fascinante Transformación de Tulum: De un Poblado Maya a un Destino Turístico Mundial

Artículo por: Hugo Villagómez Villalobos. Cronista de la Ciudad de Tulum

Tulum, un rincón mágico de Quintana Roo, es un testimonio vivo de cómo el paso del tiempo puede cambiar un lugar de manera asombrosa. Hace más de seis décadas, en el censo nacional de 1960, Tulum figuraba con tan solo 92 habitantes en total. En aquel entonces, formaba parte del Ayuntamiento de Cozumel y llegar a este paraíso era toda una odisea debido a la falta de carreteras y aeropuertos, lo que requería la navegación o una larga caminata desde Xpu-Há, propiedad de la familia Mezos.

Sin embargo, el contraste entre ese pasado y el presente es deslumbrante. Hoy, al pasear por las calles de Tulum, somos testigos de una vibrante dinámica económica y social, una explosión constructiva en los últimos años y una avalancha de turistas que visitan este rincón de México cada año.

Es difícil imaginar que alguna vez hubiera menos de 100 habitantes en esta región, en medio de la selva y rodeada de manglares.

Primero Pasos a la Historia

En 1958, el explorador francés Michel Peissel realizó su histórico viaje por la costa de Quintana Roo, quedando plasmado en el libro “THE LOST WORLD OF QUINTANA ROO”. Su travesía inició a su llegada por barco a Xpu-Há, aventurándose entre veredas, manglares y cocales que se extendían a lo largo del exuberante paisaje. Fue entonces cuando descubrió el poblado de Tulum, compuesto por entre 12 y 15 sencillas casas con techos de guano, dentro de lo que hoy conocemos como la Cancha Maya, siendo esencialmente un campamento chiclero.

El edificio principal, que ahora reconocemos como la Iglesia Maya, dominaba el espacio central y era el único con cimientos de piedra, revestimiento de cal y una base de mampostería. Fue en este lugar que Michel Peissel tuvo el famoso encuentro con Benanzio y Don Pablo Canché, este último, sargento primero en el Santuario de la Cruz y descendiente de los primeros combatientes que se asentaron en Tulum durante la Guerra de Castas. Los cuales le mostraron los vestigios del pequeño asentamiento y su fascinante zona arqueológica.

Un dato curioso es que, en el momento de este encuentro, Don Pablo Canché estaba construyendo su propia casa a pesar de haber estado casado durante más de tres años. Esto se debía a la antigua costumbre maya de vivir con los suegros durante los primeros tres años del matrimonio, como pago de la dote para poder casarse, una tradición que Diego de Landa ya había registrado cuatro siglos y medio atrás durante su expedición por la península.

Transformación y Expansión

Sin embargo, el aislamiento de Tulum llegó a su fin en 1970, cuando se decidió desarrollar Cancún como parte del proyecto del Banco de México para desarrollar seis nuevos puntos turísticos en el país, por lo que se construyó una carretera de dos carriles que conectaba Tulum con Playa del Carmen, y la pavimentación de la pista de aterrizaje existente hizo que Tulum fuera accesible por tierra, aire y mar.


A partir de los años 80, con la electrificación de Tulum, la transformación se aceleró. Las antenas parabólicas, la telesecundaria y un solo canal de televisión abierta se convirtieron en parte de la vida cotidiana. La migración desde diversas regiones de México y más allá de las fronteras comenzó a dar forma a la nueva Tulum.

En los años 90, los cambios se intensificaron, pero Tulum conservó su singularidad al evitar la proliferación de grandes hoteles todo incluido. En su lugar, se promovieron casas en renta, departamentos y hoteles boutique, lo que atrajo a un turismo de alto poder adquisitivo y desarrolló una exclusividad atractiva para los visitantes.

Tulum En Nuestros Días

A pesar de todos estos avances, Tulum aún enfrenta desafíos importantes, como sistemas de drenaje e infraestructura eficiente, para mantener su estatus como destino turístico sustentable.La construcción del nuevo aeropuerto internacional y el tren maya nos hace mirar hacia el futuro, pero no debemos olvidar las historias maravillosas como la de Michel Peissel, quien tuvo el privilegio de caminar por las prístinas playas de Tulum y disfrutar de la compañía de los chicleros, copreros y coraleros, cuyos rastros se desvanecen con el tiempo.

Hoy, lo único que permanece vivo e intocable son los rituales del santuario de la Santa Cruz en el centro ceremonial de Tulum. En su libro, Michel Peissel dejó un legado que nos recuerda la transformación extraordinaria de este lugar único en el mundo.



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