El Caribe Mexicano se posiciona como uno de los destinos turísticos más destacados de México, gracias a su increíble variedad de espacios naturales, que lo convierten en el lugar perfecto para los amantes del ecoturismo. Esta modalidad de turismo se enfoca en la preservación de los ecosistemas y en el respeto por las tradiciones locales, ofreciendo a los viajeros una gran variedad de actividades para disfrutar de la naturaleza sin causar un impacto negativo.
Explora el Cenote del Cocodrilo Dorado y el Santuario del Manatí en Chetumal
Ubicado al sur de Chetumal, el Cenote del Cocodrilo Dorado es ideal para los aficionados al rapel, con un impresionante descenso de 70 metros y vistas espectaculares. Además de actividades como senderismo, ciclismo y tirolesas, también ofrece opciones tranquilas como paseos en kayak y observación de aves. Este cenote está rodeado por leyendas locales que afirman que, por la noche, un cocodrilo dorado emerge de las aguas, mientras que, durante el día, su silueta puede verse en la pendiente más alta. Un verdadero paraíso de biodiversidad, perfecto para el ecoturismo.
Frente a las costas de Chetumal, el Santuario del Manatí es un Área Natural Protegida desde 1996, donde es posible avistar manatíes y explorar una rica variedad de flora y fauna.
La Laguna de los Siete Colores en Bacalar
Bacalar, ubicado a 30 minutos de Chetumal, es un Pueblo Mágico ideal para los amantes de la naturaleza. Su principal atractivo, la Laguna de los Siete Colores, ofrece actividades para todos, desde emocionantes paseos en kayak y paddleboarding en los Rápidos de Bacalar hasta la observación de los estromatolitos en el Estero de Chac.
El Fuerte de San Felipe brinda vistas espectaculares de la laguna, mientras que la Isla de los Pájaros es un refugio para especies como el cenzontle dominico y el gavilán caracolero. Además, los cenotes Negro y Azul son perfectos para un refrescante baño.
Bacalar también ofrece una increíble historia y una variada oferta gastronómica en sus restaurantes locales, convirtiéndolo en un destino completo para quienes buscan aventura y relajación en el Caribe mexicano.
Reserva de la Biósfera Banco Chinchorro en Mahahual
Ubicada a 24 kilómetros de Mahahual, es el atolón coralino más grande de México. Este paraíso marino alberga una gran variedad de especies como tortugas, delfines, manatíes y cocodrilos, que los visitantes pueden conocer a través de actividades como avistamiento y nado con cocodrilos. Además, ofrece opciones para buceo, snorkel y exploración de su rica biodiversidad.
Las aguas cristalinas de Chinchorro, con una visibilidad de hasta 60 metros, son ideales para el buceo. A tan solo 8 metros de profundidad, los visitantes pueden explorar los restos de galeones y más de 69 barcos hundidos. Esta reserva es un destino único para quienes buscan combinar aventura, historia y naturaleza en el Caribe mexicano.
Excursiones y Recorridos en Maya Ka’An
La región de Maya Ka’An es hogar de una comunidad maya que preserva sus tradiciones y costumbres ancestrales. Esto ofrece a los visitantes una experiencia auténtica, permitiéndoles interactuar con los residentes locales y explorar importantes sitios arqueológicos. Durante los recorridos, los turistas pueden aprender sobre el proceso de extracción del chicle en Muyil o el uso de plantas medicinales en Felipe Carrillo Puerto, además de disfrutar de actividades ecoturísticas que fomentan la conexión con la naturaleza, como el avistamiento de aves nativas y migratorias.
Una de las principales atracciones de la región es la Reserva de la Biosfera Sian Ka’an, designada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esta vasta área natural alberga una impresionante biodiversidad que incluye selvas, manglares, lagunas y arrecifes de coral. Sian Ka’an es el hogar de más de 300 especies de aves, jaguares, cocodrilos y tortugas. Los visitantes también pueden explorar el antiguo canal maya, realizando una flotación de más de 1 kilómetro en aguas tranquilas. Las actividades como paseos en kayak por los canales de Muyil y la observación de vida marina en las playas vírgenes de la reserva ofrecen una experiencia única en el Arrecife Mesoamericano, la segunda barrera de coral más grande del mundo.